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San Juan Crisóstomo

Cuando Jesús terminó de hablar al pueblo, entró en Cafarnaún. Había allí un centurión, que tenía un criado a quien quería mucho, y que estaba muy enfermo, a punto de morir. Oyó hablar de Jesús, y le envió unos ancianos de los judíos para rogarle que viniese a curar a su criado. Los enviados, acercándose a Jesús, le suplicaban con insistencia:

-Merece que se lo concedas, porque ama a nuestro pueblo y ha sido él quien nos ha edificado la sinagoga.

Jesús los acompañó. Estaban ya cerca de la casa cuando el centurión envió unos amigos a que le dijeran:

-Señor, no te molestes. Yo no soy digno de que entres en mi casa, por eso no me he atrevido a presentarme personalmente a ti; pero basta una palabra tuya, para que mi criado quede curado. Porque yo, que no soy más que un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a uno: «Vete», y va; y a otro: «Ven», y viene; y a mi criado: «Haz esto», y lo hace.

Al oír esto Jesús, quedó admirado y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo:

-Os digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande.

Y al volver a la casa, los enviados encontraron sano al criado.

El Reinado de Dios en su plenitud es una realidad trascendente que ha de venir progresivamente. Hemos de buscarlo, pedirlo en la oración y acelerar su venida con las obras de misericordia.

Comentario: 

“Cuando Jesús terminó de exponer sus enseñanzas…” 

Jesús se admira de la fe de un hombre. 

Creo que en el evangelio solo se dice en otra ocasión que Jesús se admira, y es de la falta de fe (Mc 6,6) Jesús acaba de hablar al pueblo en lo que se ha llamado en Lucas “el sermón de la llanura” y ha llamado a poner esas enseñanzas en práctica, eso es construir sobre roca. Mateo dirá en su texto paralelo: “No basta decir Señor, Señor…”

Cuando leamos esto habrán pasado dos años de la X Asamblea General, podremos decir entonces (ahora) que Jesús se admira de nuestra fe, no de nuestros documentos o conclusiones.

Como del centurión, muchos han dicho que “Adsis” ha hecho mucho bien. ¿Seguiremos confiando en el Señor por encima de todo nos haya ido bien o mal la vida?

Digamos Jesús: “No soy digno pero una Palabra tuya…”