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Pero Jesús los llamó y les dijo: “Sabéis que entre los paganos, los que son tenidos por gobernantes tienen sometidos a los súbditos, y los poderosos imponen su autoridad. No será así entre vosotros; más bien, quien entre vosotros quiera llegar a ser grande, que se haga vuestro servidor; y quien quiera ser el primero, que se haga esclavo de todos. Pues el Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino a servir, y a dar su vida como rescate por todos.

Comentario: 

Jesús dirige estas palabras a sus discípulos en medio de un conflicto comunitario que tiene como desencadenante las peleas por el poder dentro del grupo.

El Señor les anuncia la cercanía del conflicto caminando hacia Jerusalén y ellos se dejan llevar por sus temores al futuro ¿Y qué va a pasar con nosotros? ¿En qué puesto quedaremos? ¿Qué recompensa vamos a recibir?

Podemos reconocernos en los hijos de Zebedeo en esos pensamientos… tras tantos años en el seguimiento, en la vocación, después de todo lo que he hecho ¿qué reconocimiento voy a alcanzar?

Y la intervención de Jesús nos desconcierta: “El que quiera llegar a ser grande entre vosotros, sea vuestro servidor”. De nuevo la subversión de los valores del mundo; de nuevo nos damos cuenta de que no entendemos nada de la dinámica del Reino, que pone bocabajo todos los valores que damos por sentados.

El mensaje central de Jesús es el servicio amoroso que se presenta como signo en el lavatorio de los pies; toda su vida es entrega, ayuda, cercanía, solidaridad con todos y especialmente con los últimos, los que no cuentan, hasta dar la vida “como rescate por muchos”.

Esa es la manera de ser el primero para Jesús y a esa forma de poder y prestigio nos invita.