Natividad de la Virgen María
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: “José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.” Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: “Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”.
La interioridad de María se manifiesta en el diálogo con el Señor, en la manera de entender la promesa como oferta de misericordia y de esperanza para los humildes y los pobres.
Parece que para las tareas más importantes de su plan, Dios prefiere elegir personas sencillas, personas con un sentido común básico y no fariseos o personas ricas de aquel tiempo. Jesús tiene que ser uno más, tiene que aprender los valores humanos del pueblo, para hablar a las personas humildes, tiene que ser humilde, así que nace en la familia de José y María, dos jóvenes que arrancan con su vida de pareja.
El criterio importante para ser elegido, en el caso de José es la disponibilidad. Ël está disponible a la voz que le indica el camino. No alcanza con ser una persona buena, hay que tener la disposición para escuchar la voz de Dios y la disponibilidad para actuar conforme con esta voz.
José recibió la misma llamada que nosotros recibimos cada día. Primero para ser corresponsable en el plan de Dios en el mundo. José se hace corresponsable de la crianza de Jesús junto con Maria. ¿Estoy dispuesto a ser corresponsable del plan de Dios? ¿Conozco cual es mi papel en este plan? ¿Qué significa para mi el plan de Dios?
También recibimos, junto con José, una llamada a cuidar, José a María y a Jesús y nosotros a las personas en nuestra vida y al medio en que vivimos. ¿Sabemos cuidar a nuestras familias, a nuestra comunidad? ¿Escuchamos las necesidades de nuestros hermanos y hermanas? ¿Me dejo cuidar?
