Loading...

Entonces Jesús dijo:

-Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y prudentes, y se las has dado a conocer a los sencillos. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y al Padre no lo conoce más que el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Recordar es “volver al corazón”. Ayudar a los jóvenes a recordar sus experiencias mayores es ayudarles a resituar el corazón en la acción salvadora de Dios en ellos. Recordar es una tarea educativa, especialmente en los momentos de crisis, de tentación, de evolución de situaciones y reformulación de proyectos.

 

Comentario: 

Esta breve alabanza de Jesús al Padre nos revela su pasión y su corazón. Y nos enseña el horizonte de nuestra oración. Jesús se alegra de la manera que tiene Dios de darse a conocer: se oculta a los sabios y entendidos, y se muestra a la gente sencilla.

 ¿Qué tiene la gente sencilla que no tienen los sabios y entendidos? ¿Es que Dios discrimina a las personas? Todo lo contrario, Jesús nos recuerda hoy que a Dios no le controlamos, ni podemos hacerlo a nuestra medida o interés. Tan sólo podemos abrirnos con confianza a su presencia, que se nos regala y descubrimos en Jesús. La gente sencilla es aquella que se abre a conocer, amar y manifestar a Jesús, desde su fragilidad, necesidad y búsquedas.

Los sabios y entendidos son quienes dejan que las seguridades, saberes, posesiones, rutinas, lógicas y patrones mentales, imagen… impidan entrar en la experiencia novedosa que nos trae Jesús.

Hoy resuenan esas palabras que tantas veces hemos oído de que “oramos como vivimos, y vivimos así como oramos”.

A lo largo del día escribe alguna pequeña oración de alabanza y compártela.