Al llegar a la otra orilla, a la región de los gadarenos, salieron a su encuentro de entre los sepulcros dos endemoniados. Eran tan agresivos, que nadie se atrevía a pasar por aquel camino. Y se pusieron a gritar:
-¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?
A cierta distancia de allí, había una gran piara de cerdos hozando; y los de-monios le rogaban:
-Si nos echas, envíanos a la piara de cerdos.
Jesús les dijo:
-Id.
Ellos salieron y se metieron en los cerdos; de pronto, toda la piara se lanzó al lago por el precipicio y los cerdos murieron ahogados. Los porquerizos huyeron a la ciudad y lo contaron todo, incluso lo de los endemoniados. Toda la ciudad salió al encuentro de Jesús, y cuando lo vieron le rogaron que se marchara de su territorio.
La convocatoria es, ante todo, un talante abierto que denota y transmite el valor de cuanto se vive y la certeza en la capacidad de los jóvenes por valorarlo.
El demonio es en los Evangelios el gran enemigo del Reino. La enfermedad entendida como posesión demoniaca abunda entre los relatos milagrosos constituyendo a Jesús como el gran profeta en lucha a muerte contra el demonio.
En nuestro texto varios elementos contribuyen a aumentar el dramatismo del relato: las tumbas, el cementerio, el lugar de los muertos, del poder de la muerte frente a la vida; los cerdos, animales impuros causantes de impureza humana, un lugar cómodo para los demonios; el mar desconocido y amenazador, hogar de grandes bestias que causan espanto.
Y Jesús, profeta del Reino es el gran contrincante del demonio despiadado que se posee de las personas adueñándose de su espíritu, quitándoles libertad y sometiéndolas al poder del mal. Con su intervención es como si les dijera: «marchaos con todas vuestras impurezas y tiranías al lugar donde no podáis hacernos daño» porque el reino no puede admitir pleitesías del corazón a otros poderes que no sean el amor, la justicia, la fraternidad.
Y eso que decimos de nuestro propio corazón habremos de buscarlo también para otros corazones y puedan así crecer en libertad en procesos de progresiva humanización convirtiéndonos en profetas/combatientes del Reino en lucha contra demonios y posesiones