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NUEVOS TIEMPOS EN LA IGLESIA

No estamos acostumbrados en la Iglesia a procesos asamblearios como el que se ha llevado a cabo este verano en Adsis, ¿Iglesia y democracia, irán confluyendo en un futuro?. ¿Hasta dónde podemos esperar con el nuevo Papa?

En la Iglesia estamos desafiados a promover una comunión cada vez más corresponsable y participativa. El Papa Francisco ha ido generando a través de muchos gestos y signos proféticos una mayor afección en y con la Iglesia, al conectar con los sufrimientos y anhelos de la gente, en especial de los más pobres. Ese posicionamiento alienta una mayor participación y esperanza en que haya cambios importantes. Ojalá entre todos impulsemos la renovación que la Iglesia necesita.

¿Cuáles son a tu juicio los principales aciertos y retos en este primer año que llevamos de nuevo papado?

Sintetizando diría que su principal acierto es situarse entre y con la gente, conectar con los que más sufren, y desde ahí anunciar con un lenguaje claro y preciso la buena noticia de Jesús. Su mensaje llega y provoca, invita a repensar las cosas de otra manera, a creer que son posibles los cambios profundos en la Iglesia y en el mundo. El reto es que esa fuerza profética se contagie e incida en todos, especialmente en los responsables últimos de la Iglesia y en sus estructuras

¿Qué podemos aprender y actualizar en nuestro movimiento de la frescura y sencillez de Francisco?

Su libertad para salirse de lo establecido y conectar con los problemas de la gente, su lenguaje directo y sencillo, su capacidad para desafiar a los jóvenes, etc,. son algunos de los aspectos de los que podemos aprender.

LATINOAMÉRICA.

Acabas de aterrizar de tu primera visita en Latinoamérica desde tu nueva responsabilidad.   ¿Qué sensación te han dado las comunidades en esta visita?

La verdad es que he visto mucha vida que crece en medio de la fragilidad, unos hermanos y comunidades que, en contextos a veces difíciles, permanecen fieles y son referencia para muchos. En esas dos semanas ha habido tres opciones vocacionales, dos en Perú y una en Chile que hablan de ese crecimiento, además de otros gestos de generosidad y disponibilidad. Se trata de una vitalidad que contagia esperanza y pide ser cuidada.

¿Hay muchas diferencias, hoy, en las realidades latinoamericana y europea?. En la asamblea dedicasteis un momento especial de la misma para compartir sobre Adsis Latinoamérica. ¿Está el movimiento demasiado europeizado?.

Son contextos bien diferentes y que por tanto hacen que Adsis sea más plural y enriquecedor. En la medida en que compartimos la presencia viva de cada lugar, todos nos beneficiamos. El Movimiento es cada vez más plural, no solo en Latinoamérica, en los seis países donde estamos, sino también en Europa, donde además de España estamos en realidades tan distintas como Italia y Rumanía. En esta Asamblea se ha hecho notar esa pluralidad y diversidad, y ha sido un acierto.

¿Está el futuro de la Iglesia y del  movimiento en los jóvenes latinoamericanos? 

Creo que el futuro de la Iglesia está en las comunidades vivas que se abren a la realidad de la gente y conectan con las aspiraciones y búsquedas de pobres y jóvenes, está en quienes acogen con sencillez el evangelio y se dejan enamorar por Jesús, generando movimiento de solidaridad y fraternidad.

En Latinoamérica has tenido la oportunidad de coincidir en distintos encuentros y de sentir el pulso del movimiento. ¿Qué te has traído en el corazón de este primer viaje como Moderador General?

He mencionado algo antes, en las comunidades latinoamericanas hay vida y esperanza, hay hermanos nacidos allá con una entrega grande al Movimiento y que hoy asumen responsabilidades mayores. Ver ese crecimiento, fidelidad y entrega, me llena de admiración y estimula el servicio.

Para finalizar la entrevista, ¿con que retos empieza 2014?

El próximo año celebramos el 50 aniversario de Adsis, una fecha oportuna para agradecer y celebrar que Dios nos llamó y nos sigue llamando en el grito de tantos pobres y jóvenes, para responder con audacia y creatividad en la construcción del Reino.

Viene a ser como un año jubilar en Adsis, que no de jubilación sino de volver al origen, a la vitalidad del evangelio, a una vida movilizada por Jesús y el anuncio de que ha llegado la liberación; una vida que interiorizamos y recibimos nueva al compartirla en profundidad con los pobres y los jóvenes; una vida que lleva dentro la novedad del Reino

Hemos de celebrar lo que Dios hace en medio de tanta fragilidad e injusticia, para no vivir de lo que nos falta (de seguridad), sino de lo nuevo que ya está aconteciendo, del regalo que recibimos, del potencial vocacional de los hermanos, de la madurez en la fe. Tenemos que vivir de la novedad del Reino, de su fuerza transformadora en medio de tanta impotencia.

Para ello será necesario fortalecer la capacidad de reflexión y discernimiento personal y comunitario, para captar el protagonismo de Dios y para que en todo busquemos el mejor servicio a su Presencia.