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Con la Resurrección de Jesús la vida empieza a tener un sentido nuevo: Si antes se vivía para morir, ahora se muere para vivir y se vive para vivir más. Si antes el amor era por un tiempo, lo más hasta la muerte, ahora el amor puede ser definitivo, porque es más fuerte que la muerte. Si antes las cosas resultaban vanas y los acontecimientos rutinarios, reiterativos, ahora todo se carga de gracia y de mensaje, signos de amor y de encuentro con el Dios Vivo.

Si antes la historia parecía incoherente y el futuro temeroso, ahora todo se ilumina y se llena de esperanza, ahora la historia, el mundo, el futuro están habitados por Dios. Porque Cristo ha resucitado, todo es posible, todo tiene sentido, todo se puede esperar. Es tiempo de desechar los miedos, porque Cristo ha resucitado y entonces nosotros no estamos condenados a muerte, sino condenados a resurrección, a vida nueva. 

Atrás ha de quedar el viejo mundo de las ambiciones, de las envidias, de las codicias, de las luchas, de las tristezas. Todo ese mundo queda en la cruz y en el sepulcro. Vivimos un tiempo inédito y difícil, que no controlamos, con esta pandemia. Aunque el Mal aún siga dando sus coletazos y provocando sus sufrimientos y hasta muertes, ya este viejo mundo está vencido. Dios ha resucitado a Jesús y con él da el Sí a su vida, a sus Palabras, a su historia. Y con el Sí, el No a los que quisieron silenciarlo con la muerte. 

Nos dicen los expertos, sin solidaridad no hay solución para el coronavirus… ¡Pero si hemos estado incentivando la cultura del individualismo por décadas, por no decir por siglos! Es momento de dejar esa cultura de muerte y desde el resucitado vivir seriamente la solidaridad que Él vivió. Desde Él es posible y necesario, apostar por la cultura de la vida en una cultura de la solidaridad, donde todos nos necesitamos. 

Es momento de dejar esa cultura de muerte y desde el resucitado vivir seriamente la solidaridad que Él vivió.

Ahora podemos vivir el mundo del Espíritu y "donde está el Espíritu hay libertad", hay verdad, hay amor, hay vida. Y todo en abundancia. Donde está el Espíritu de Jesús Resucitado hay creatividad, solidaridad y comprensión. Donde está el Espíritu hay vida nueva. El Espíritu del Resucitado nos hará vivir a cada uno de nosotros y nosotras a la manera de Jesús. Se terminaron los temores, ya no es tiempo de preguntas sino de respuestas, hemos encontrado en el Resucitado las respuestas a nuestra vida. Hemos encontrado en él, el cumplimiento de nuestros mejores deseos. Ya sabemos cómo vivir y cómo vencer al mal: En Él y como Él. Porque Dios, en la resurrección de Jesús, tiene la última Palabra, ahora ya, también nosotros podemos vivir a la manera de Jesús. La vida de Jesús, es la vida que Dios quiere. Esa es la vida que a todos nos humaniza y hermana. Esa es la vida que transforma nuestro mundo. Esa es la vida que da vida. Esa es la vida en la que podemos vivir y morir, porque ya la muerte no es más que el paso a la vida en plenitud, a la vida en Jesús definitivamente. 

Seamos en nuestras comunidades, unos para otros, y juntos para los demás, TESTIGOS DE LA VIDA NUEVA DE LA RESURRECCIÓN. 

¡FELIZ PASCUA PARA TODOS !

P. Juan Escalera