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Cuando, en el primer trimestre del año 2020, hicimos el segundo taller del proceso de la U en relación a los prototipos, no podíamos imaginarnos el camino que hemos recorrido en estos meses.

Teníamos una inquietud ante la no igualdad, la falta de dignidad de la mujer en la sociedad y en la Iglesia, y una necesidad de denuncia de todo ello.

Participamos en una reunión de la plataforma «Alcem la veu» en Barcelona y en el primer acto público de denuncia del 1 de marzo (8 de marzo). Firmamos el manifiesto que «Alcem la veu» lanzó en ese momento y colaboramos activamente en el desarrollo del acto delante de la catedral de Barcelona.

En ese contexto llegó el confinamiento de la primavera pasada.

Después de la experiencia de la pascua con los jóvenes de Sta. María, pensamos que podíamos ofrecer una actividad virtual, formativa y de sensibilización respecto al tema de la mujer en la Iglesia en las primeras comunidades cristianas. Una actividad sencilla para ver también, cómo resonaba en las inquietudes de las y los jóvenes.

La experiencia ha sido un regalo y un darme cuenta de que esta situación de confinamiento nos podía ofrecer oportunidades no pensadas anteriormente. Se sumaron hermanas y algunos hermanos de diferentes comunidades Adsis junto a jóvenes.

Percibimos que muchas hermanas Adsis agradecían y valoraban un espacio para poder expresar, compartir, profundizar y contrastar las mismas inquietudes que nos habían llevado a lanzar estas iniciativas.

En diálogo con las hermanas que quisieron sumarse, se formó el Grupo feminista Adsis.

Creo que la situación actual nos ha posibilitado crear este Grupo. Darnos cuenta que podemos encontrarnos y compartir desde la diversidad, desde cualquier lugar en dónde estamos (en Europa, en América, hermanas de comunidad, asociadas,...). 

¡¡Es una riqueza!!

Estamos todas muy ilusionadas, agradecidas y con la confianza y esperanza de generar un espacio de sensibilización, de denuncia y transformación en la realidad que nos rodea, en nuestras comunidades y en Adsis. Participar de las iniciativas y las plataformas de empoderamiento de la mujer en la Iglesia, también supone un compromiso de transformación y cambio.

Doy gracias a Dios porque creo que el Espíritu nos impulsa en este proyecto, y nos empuja a comprometernos por una sociedad y una Iglesia dónde las relaciones sean horizontales y de igualdad real, con los mismos espacios de participación, voz y decisión

 

Etiquetas: Fraternidad