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Profundizar en la eclesialidad de la fe y la comunión en la pastoral con jóvenes. Este era el objetivo que teníamos para esta XII Escuela de Pastoral y lo queríamos trabajar de forma experiencial, sintiendo ese mismo latido que nos convoca y nos une en esto de la pastoral con jóvenes.

Comenzábamos con el viento a nuestro favor, creciendo en el número de instituciones que organizábamos esta edición. Hemos sido ocho grupos (Acción Católica, Adsis, Diócesis de León, La Salle, Marianistas, Escolapios y Salesianos) organizando que no participando, porque a nosotros se han unido más de diferentes partes de España, hasta llegar a los 220 participantes en este frío fin de semana.

Ya desde el comienzo vivíamos la experiencia de comunión y era algo que queríamos contagiar, también desde el comienzo, a los jóvenes que están trabajando con otros jóvenes en la pastoral. Así se inició la XII Escuela de pastoral a comienzos de septiembre en Vitoria-Gasteiz, donde jóvenes participantes de las ocho instituciones se juntaron con los organizadores para diseñar lo que luego fue la propia escuela. Este ha sido otro gran cambio de la escuela de este año, donde los jóvenes han participado como protagonistas, diseñando y orientando la reflexión sobre la eclesialidad.

El sábado 16 de noviembre, acompañados por Alfredo Delgado y las preguntas que le hacían Carlos y Merce, nos adentrarnos en la realidad de la Iglesia y de los jóvenes. Juntos fuimos calentando el corazón, haciéndonos conscientes de la calidad de la semilla que portamos con nosotros y queremos sembrar en otros. Invitados a generar diálogos dentro de la pluralidad que somos para poder, desde las diferentes visiones, encontrar la verdad y la voluntad de Dios, tal y como lo hicieron Pablo y Ananías; crecer en paciencia y confianza en nuestra Iglesia, reconociendo que en sus inicios se supo adaptar a los tiempos y que podrá, no sin esfuerzo, adaptarse a un mundo cambiante que exige nuevos lenguajes, escucha atenta a lo que vive y testimonios coherentes de lo que somos. Quisimos acoger el reto de que son los propios jóvenes postmodernos los invitados a crear e inventar formas y lenguajes, sabiendo unir lo viejo y lo nuevo y esperar, esperar a que la semilla de fruto. Porque la semilla sembrada en esta generación del desencanto crecerá cuando las preguntas últimas surjan y rompan el aparente equilibrio. El cuándo ya no nos corresponde a nosotros.

Con todo ello en el corazón y la cabeza llena de ideas, y sobre todo la pregunta de “esto cómo se hace?”, pasamos a la tarde. Divididos en 16 grupos era el momento de ponernos en juego y hacer real parte de lo hablado a la mañana. Desde la propia experiencia de pastoral con jóvenes quisimos recoger lo que ayuda y lo que dificulta hoy la relación Jóvenes – Iglesia. De distintas instituciones, edades, lugares, todos juntos haciendo experiencia de comunión, de diálogo, uniendo visiones distintas y con la misma intención: la de analizar e intuir caminos que nos acerquen, que nos hagan crecer con los jóvenes en la Iglesia que somos. Todo ello, luego puesto a la luz de Jesús, para dejarnos que, como a los discípulos de Emaús, nos ayude a entender la profundidad de la realidad de los jóvenes y de nuestro ser Iglesia. Deseando que Él sea la luz que nos ilumine el cómo.

Después de una jornada así de intensa, sólo nos quedaba cerrar el día en la cripta del Colegio Salesianos de Atocha que nos acogía con las imágenes del proceso hecho con Jesús de los discípulos de Emaús. Portando la luz recibida de la Palabra, fuimos compartiendo los ecos del día y llenando de luz el corazón, sintiendo que teníamos un único latido.

El domingo continuábamos. Queríamos celebrar la eucaristía como comunidad. Antes de iniciar la preparación de la misma, Carles Such nos ayudó a mirar a los jóvenes con otros ojos, descubriendo sus búsquedas y sus valores, así como los valores que estamos invitados a vivir en la eucaristía: ganas de vivir, riesgo, compartir, fiesta, amistad,… Sabiendo que tal vez la celebración de la  eucaristía no es la primera oferta en nuestra pastoral pero sí es el culmen y la fuente de nuestra vida cristiana, nos dispusimos a prepararla como había sido toda la escuela: entre todos, desde los diferentes carismas y dones recibidos.

Cerramos así esta XII edición de la escuela de pastoral, con la cripta de salesianos llena, participando en las diferentes partes de la eucaristía con mayor profundidad y mucha originalidad. No olvidadmos que ésta sólo ha sido una escuela, que lo real continua en nuestros lugares de origen, creando Iglesia coherente y creciente entre nosotros, hacia los jóvenes.

Se pone de relieve la urgencia de buscar juntos la respuesta a la pregunta que nos ha acompañado ya desde antes de llegar a Madrid, ¿cómo construir y crecer en eclesialidad con los jóvenes?. Somos enviados a sembrar la semilla de Jesús, que como nos decía Alfredo, es el ingeniero que ha fabricado nuestros corazones y tenemos la Biblia como el manual de instrucciones. Seguir un camino con los hermanos que Él nos ha dado, viviendo las relaciones nuevas que son su tarjeta de presentación, dejándonos llevar por el latido de su corazón, el que late por los jóvenes de hoy y de siempre, el que nos une a Él y al trabajo con ellos.

¡Gracias por esta experiencia!

Zoraida Sánchez


Reflexión

Se pone de relieve la urgencia de buscar juntos la respuesta a la pregunta […] ¿Cómo construir y crecer en eclesialidad con los jóvenes?.