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Testimonio desde Ecuador

Queridos amigos:

Realizo con alegría esta comunicación para la parroquia de Santa Marta, parroquia de mi pueblo natal, donde crecí y donde reside casi toda mi familia.

Les cuento que llegué a Quito (Ecuador) en agosto 2019, procedente de Valladolid donde vivía, para incorporarme a las comunidades Adsis ecuatorianas. A principios de marzo de 2020se detectó el primer caso de coronavirus en Ecuador y el día 13de ese mes se cerraron presencialmente todos los colegios comoprevención. Personalmente a finales de marzo yo me trasladaba a vivir a la comunidad de Portoviejo, pero antes quise conocer otra ciudad costera, Esmeraldas, donde también está presente Adsis. A los tres días de estar aquí, por la pandemia se suspendieron la circulación y los transportes, no se puede viajar de una ciudad a otra, etc. Por lo tanto, ahora me encuentro viviendo este confinamiento, que dura ya más de 85 días, en la ciudad de Esmeraldas.

Ecuador es uno de los países de Latinoamérica que más casos de coronavirus tiene, ciudades como Guayaquil han estado muy afectadas. En general el gobierno hasta ahora informa que hay 40.000 contagiados y 3100 fallecidos, sin embargo, hay lasospecha de que no se dice toda la verdad y se calculan un número de casos mucho mayor. Por otra parte, ha habido casos de corrupción relacionada con temas sanitarios ante la pandemia y se está viviendo ya una crisis que afectará a muchasfamilias.

Esmeraldas es una preciosa ciudad costera de 200.000 habitantes, con pocos recursos y un alto nivel de pobreza, con un porcentaje muy alto de personas que no tienen lo necesario para tener una vida digna. Las personas viven al día generalmente y en el barrio donde vive la comunidad hay situaciones de extrema pobreza, donde al no poder salir de las casas por la pandemia, se pasa literalmente hambre. He visto situaciones que producenmucho dolor, al conocer la situación en que viven tantas familias con niños pequeños.

Para que se hagan una idea, muchas personas no cotizan, por lo tanto, en esta crisis sanitaria no tienen seguro médico, el hospital de la ciudad solo cuenta con tres respiradores automáticos para afrontar la pandemia. Es una gran diferencia con los recursos que hay en España, verdad.

La comunidad Adsis aquí dinamiza la Parroquia de la Anunciación y desarrolla un proyecto de desarrollo comunitario donde se realizan varios programas: Acompañamiento a jóvenes que tienen problemas con las drogas, a mujeres desde talleres de promoción, a enfermos crónicos y talleres de alfabetización, ayuda de alimentos...

En esta crisis provocada por el covid 19, la comunidad ha reforzado los medios para potenciar el reparto de alimentos, buscar donativos, hacer seguimientos a las personas que participan en los programas por teléfono y coordinar a los colaboradores y colaboradoras de la parroquia. Es una tarea bien difícil, puesmuchas personas no tienen ordenadores para comunicarse por programas como Zoom, y solo tienen un celular por familia.

Además de lo anterior, hay que resaltar con fuerza que los vecinos y vecinas de este barrio son gente acogedora, comparten lo que tienen. Son alegres, ponen los parlantes (altavoces) a la puerta y cantan y bailan en los patios. Sorprende la confianza que tienen en Dios, tanto en lo bueno como en lo malo. Han sufrido ya muchas catástrofes como terremotos, inundaciones etc. Con su vida, dan testimonio de la fe que vive.

Por mi parte, ante esta situación que la vida nos ha traído, vivo con el sentimiento de que somos frágiles y de que es el tiempo oportuno para preguntarnos sobre el sentido de la vida: ¿Qué es lo más importante en la vida?, ¿Cómo quiero vivir?, ¿Qué cosas son verdaderamente importantes?...

En este tiempo me ha ayudado mucho sentir la Presencia de Dios en las pequeñas cosas cotidianas : En las relaciones fraternas, sintiendo la cercanía y el cuidado de unos a otros en la comunidad, en los ratos de oración compartida, en los momentos de entretenimientos juntos, en la organización y reparto de alimentos a las familias necesitadas del barrio, en el encuentro a través de las tecnologías online con la personas de la parroquia, con las comunidades adsis del Ecuador, con las amistades y con mi familia.

Las tecnologías han ayudado a comunicarnos y estrechar lazos con las personas que están a nuestro alrededor y sentir cerca también a los seres queridos que están más lejos.

Deseo que cuando termine el confinamiento seamos mejores personas, nos preocupemos más unos de otros yseamos más solidarios con tantas personas que no tienen lo necesario para vivir dignamente. Espero y deseo lo mejor para este pueblo ecuatoriano con el que comparto la vida, y para ustedestambién.

Un saludo.

Julio Pérez

 

Fuente original: Parroquia Santa Marta de Tormes