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En palabras del papa Francisco “Veo a la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla. ¡Qué inútil es preguntarle a un herido si tiene altos el colesterol o el azúcar! Hay que curarle las heridas. Ya hablaremos luego del resto. Curar heridas, curar heridas... Y hay que comenzar por lo más elemental”.

Comenzar por lo más elemental…hacerse próximo de aquellos que más lo necesitan, que viven en la pobreza y marginación, que se sienten invisibles porque siempre que los vemos o nos cruzamos con ellos solemos apartar la mirada, cambiar de acera y dar un rodeo.

Estar presente en medio de la realidad de los más vulnerables te cambia la mirada, te hace ver más allá de tus propios problemas y dificultades, te lleva a salir de ti para ofrecerte al otro. Aprender a amarlo en su diferencia, en su situación muchas veces no buscada y cuando todos le dan espalda. Brindarle una palabra de aliento, escucharle sin juzgar, un apretón de manos o un abrazo…pequeños gestos con los que se sienten acogidos, que su vida importa, que no son invisibles. 

Cuando Peio me propuso hacer la experiencia de vida comunitaria y servir en el Hospital de Campanya de Santa Anna (Barcelona), no me imaginé todo lo que viviría allí. Lo primero fue aprender a mirar a los ojos, acercarme con humildad y compartir la mesa de la fraternidad, dónde más que ofrecer un plato de comida lo que buscamos con los cientos de voluntarios es brindarles compañía y crear un vínculo. 

 

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Autor: Goretti Diarte

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