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En el contexto del 30 aniversario de la llegada de nuestro movimiento a Latinoamérica, en concreto a Valdivia, desde el equipo de comunicaciones de Latinoamérica estamos iniciando una serie de comunicaciones que iremos compartiendo con ustedes recogiendo entrevistas y contenidos de interés de las celebraciones y actos que estamos desarrollando durante este año tan especial para todos/as nosotros/as.

En primer lugar os ofrecemos una entrevista a Javier Villar realizada por Cristian Alejandro Fica. Javier Villar es miembro del movimiento Adsis y uno de los primeros  en partir a Chile.

Así mismo compartimos con vosotros una comunicación suya en la que hace un recorrido desde del momento en  que se planteó la presencia de Adsis en Latinoamérica, la presencia y experiencia vivida y el recuerdo de los rostros de tantos amigos y personas cercanas al él y al movimiento, hasta el momenot presente.

 

 

Un testimonio de recuerdo y reconocimiento de nuestro ser Adsis en Chile y en América.

 

Con el relato de la Resurrección, Jesús Resucitado pidiendo a las mujeres: “Digan a sus hermanos que vayan a Galilea, que yo estaré allí” (Mc 16, 7 ) y con el relato de Pentecostés, Jesús en medio de la comunidad: “ Paz a ustedes”, “no tengan miedo”,” soy yo”, “vayan y anuncien el Evangelio” (Jn 20, 19) “yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo” ( Mt 28,20) es que quiero contarles mis recuerdos sobre el inicio de la vida del Movimiento Adsis en Chile. Ya que recordar es hacer memoria desde los propios sentidos y certezas dadas en el hoy, en mi caso, de mi vocación Adsis que se hace nueva desde la realidad vital mía, en mi edad media (cincuentón), mi realidad de esposo, padre y académico. Y en un proceso de “re institucionalización” como opción inicial de asociado, después de casi 20 años siendo Adsis “por libre “ pero siempre muy cercano a la entrañable comunidad de Temuco, de la cual hoy formo parte. En un retiro hace dos años, de Pentecostés, le proponía a la Comunidad de Temuco vivir y ver la vocación como un regalo de Dios a la Iglesia, al mundo y en especial a cada uno de quienes fuimos y somos Adsis. Siendo que en la Palabra de Jesús, el Espíritu nos nombra con palabras vivas, preñadas de vida eterna que nos reconocen y nos constituyen de una forma nueva. Y así ver el mundo, nombrarlo y nombrarnos como ADSIS hoy como esa certeza y trama de sentido para re-conocer y re vivir sorprendidos y agradecidos, recuerdos o memorias sobre el inicio en América de ADSIS.

 

Les propongo hacer un camino al encuentro del Resucitado yendo hacia la Galilea de los inicios de esta aventura en América a partir de un primer recuerdo de momentos fundacionales:

  • Cuando en la Asamblea de Eibar, en 1989 , (siendo catecúmeno) fui testigo en ella de cómo el Movimiento decidió ir a América. Hasta hicimos una canción (algo así de ir con las Renault Exprés con música de Mecano). Coreografía incluida.
  • Cuando despedimos a los hermanos y hermanas de las comunidades primeras de América, para Valdivia y Temuco, en Chile, en una celebración eucarística en Bilbao en junio de 1990 y su marcha a fines de ese mismo mes desde Barajas.

 

Fuimos un Movimiento que rezó y acompañó con ellos el desafío de construir un Adsis Americano, que en pocos años seguiría con la creación de las Comunidades de Ecuador, Argentina y Uruguay.

Todos vivimos ese primer tiempo lo que puede resumirse como entusiasmo misionero, de audacia fundacional, de expectación y deseo de entrega radical a esos nuevos jóvenes y pobres ya no sólo en España sino en Chile, Argentina, Uruguay, Ecuador. Y también puede hablarse de una vivencia de ingenuidad y algo de soberbia que es natural en todo proceso fundacional desde la decisión de hacerse parte de una trama, una historia, un tiempo diferentes. Recuerdo esas primeras historias que nos relataban después por carta, o cuando esporádicamente nos comenzaban a visitar, las primeras eucaristías presididas por hermanos ya ordenados allí , escuchadas o leídas con sorpresa y emoción. En ellas, por ellas, a través de ellas comenzamos nosotros a identificarnos , a re- conocernos parte de un movimiento que se hacía más grande, menos europeo… más del mundo.

 

Todos vivimos ese primer tiempo lo que puede resumirse como entusiasmo misionero, de audacia fundacional, de expectación y deseo de entrega radical a esos nuevos jóvenes y pobres ya no sólo en España sino en Chile, Argentina, Uruguay, Ecuador.

 

Un segundo arco de recuerdos vienen dados de mi propia Galilea vocacional : Cuando viajé a Valdivia, a integrarme en la Comunidad, en mayo de 1996.

Cuando llegué ya habían pasado seis años donde las dos comunidades, Temuco y Valdivia estaban consolidadas, con hermanos y hermanas chilenas en procesos de inserción. Ya había un matrimonio chileno, oriundo de Valdivia en Temuco, Mabel y Fredi. Y en junio de ese año celebraron su opción definitiva varios hermanos y hermanas chilenos, Isabel, Sandra, Chito, Soledad, Juan Pablo, Alejandra…También con una comunidad Adsis en Santiago de Chile. Curiosamente, ahora hablando como un chileno extrañado, Santiago fue la última de las tres comunidades en ser fundadas Y no la primera como debiera ser, ja ja.. La verdad es que si algo pude ver, percibir y experimentar fue siempre la alegría en medio de las dificultades, los esfuerzos desde la relación y convivencia intercultural tanto en la casa como en los diversos espacios de trabajo y compromisos.

Experimenté junto a aquellos hermanos y hermanas- varios todavía de la primera hora de Adsis americano: Luzio, Marta, Mariano, Rafael, Elvira, otros llegados posteriormente antes que yo: Oscar, los dos Miguel Angel (Nuñez y García), Elena, Cristina, Josu, Agustina, Gonzalo, Tito, junto a los nuevos hermanos chilenos, muchos , me consta y emociona, -cómo ser Adsis en América supuso un desafío a muchas formas de entender la vocación y el compromiso.

Mi experiencia de ese tiempo, hasta el año 2000 (como la canción de Silvio) fue de mucha entrega y alegría, mucho esfuerzo, muchas experiencias de crecimiento junto con las de la fragilidad mías y de los demás hermanos y hermanas, donde se veían muchas ganas e identificación con el carisma Adsis, con querer vivir en comunidad, pero también la dificultad de encontrarnos con el cruce de dos mundos culturales diferentes donde la encarnación de Adsis fue desafiada permanentemente. Primero tengo la experiencia de la marcha de varios hermanos y hermanas chilenas de la Comunidad. Y es que todavía en ese tiempo el camino de ser Asociado Adsis estaba muy en ciernes y poco trabajado. Irse de la Comunidad suponía dejar el Carisma por falta de otros espacios que gracias al Espíritu hoy son y están también para ser Adsis. En fin, también supe después de mi propia experiencia de dejar la Comunidad respondiendo a mis propias fragilidades y desafíos de crecimiento.

 

se veían muchas ganas e identificación con el carisma Adsis, con querer vivir en comunidad, pero también la dificultad de encontrarnos con el cruce de dos mundos culturales diferentes donde la encarnación de Adsis fue desafiada permanentemente.

 

Recuerdo, pues así lo dije cuando fui despedido de Valdivia en una Eucaristía de las de la Pastoral Universitaria, allá en la Catedral de Valdivia, que lo viví como un todavía más encarnarme en ese pueblo chileno, que ya me había comenzado a transformar, en una propia y personal lectura de la kénosis paulina del himno de Fililpenses.

20 años después me siento confirmado en esa intuición. Hoy recuerdo ese tiempo siguiente como un tercer tiempo de memoria: Como amigo y hermano en una fe común y una vocación que debía ser renombrada por mí, que supuso acompañar y ser acompañado por la Comunidad, en Temuco de formas y momentos muy diversos, -uno entrañable y hermoso fue mi matrimonio con Paulina, en el 2004, apadrinado y acompañado por la Comunidad y hermanos de aquel tiempo, de los de mi Valdivia y los de Temuco, junto a nuevos amigos y jóvenes de la carrera que dirigía entonces en la Universidad Católica de Temuco- y que continuó durante los siguientes 20 años hasta nuestro hoy. En una historia que siguió siendo de salvación y amistad con el Señor y los hermanos/as, como al inicio les indiqué. Para ser contada en otro momento :-).

 

Fuente: Equipo de Comunicaciones de Latinoamérica.