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“Escucha la voz de la creación”

Este es el lema dado este año al “Tiempo de la Creación”. Me conecta directamente con lo que a algunos nos pidieron para los cursillos de las comunidades que hemos recién realizado en Europa este verano: qué clamor nos hace llegar el Espíritu.

Hoy me paro a recoger lo que la voz de la Creación me hace llegar. Y como amable bienvenida, me acoge en la belleza insuperable que es. Tener tiempo para perderme contemplando la grandeza del mar, el juego de colores del sol en los árboles, la inmensidad de las montañas, la capacidad de reír y cuidar de las personas… Me da la bienvenida como una casa construida para que quien la habita y la visita se sienta en su hogar.

Me lleva a los padres y madres que esperan un bebé y van preparando la casa para acogerlo. Así veo a Dios Padre-Madre preparando este espacio de belleza para acoger a la persona. Lugar que se hace casa segura, protectora, que le concede todo lo que necesita. Lugar preparado con inmenso cariño, con gran alegría por la nueva llegada, y sin escatimar costes.

Así hoy me recuerda la voz de la Creación mi ser creatura esperada, amada, a la que mi Dios Padre-Madre ha colocado en el lugar que necesito para crecer y ser feliz, para vivir como hija y hermana que soy.

Cuando dedico tiempo a mirar con detalle lo pequeño de esta Creación, me susurra el misterio de la Vida. Me introduce en esa fuerza creadora que hace que todo esté unido, tenga su ritmo y su ciclo, y se mantenga de manera misteriosa y callada. Me hace intuir la mano cuidadora que alienta la Vida, la protege, la sana… y gozo de ser testigo de esta maravilla del brotar de las flores, del madurar de los frutos, del marchitar de las hojas para reiniciar un nuevo ciclo. Esta maravilla que es la propia vida de la gente, que también acontece en silencio, de manera cuidada y callada, que sólo en la contemplación de lo pequeño se deja ver.

Y según esta voz va llegando a mí, va haciéndome una con lo que contemplo. Regalada con este hogar, cuidada por estas manos, y unida a Todo. La sorpresa agradecida abre paso a una llamada a proteger lo recibido, a cuidar lo regalado, a defender lo que en este hogar y esta familia dada está amenazado.

Me conecta con el dolor del Padre-Madre que ve su hogar maltratado, y que vuelve a invitar a la persona a recuperar el encargo que le dio cuando le hizo este inmenso regalo: cuida de ello.

Es una voz que cada vez se escucha con más fuerza, en más lugares, entre más personas. Es una voz que me da esperanza, también por encontrarla entre las personas más jóvenes. Y a la vez, me exige, me reta, me denuncia y me provoca. Me implica.

En este deseo, que como Movimiento Adsis tenemos, de crecer en unas relaciones de cuidados, la voz de la Creación se hace fuerte. Con ella me quiero comprometer.

 

Autor: Zoraida