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Nos gustaba realizar una mirada a estos treinta años de la presencia en Uruguay desde la clave de los cuidados y nos parecía que empezar con algo tan de la cultura rioplatense como es el tomar mate nos podía servir como pórtico de entrada en este relato.

Aprender a tomar mate es toda una escuela de cuidado. Cuidar la temperatura del agua para que la yerba no se queme (y la lengua tampoco). Cuidar el movimiento de la bombilla para que dure la yerba. Aprender qué tipo de yerba te gusta y cuidar los momentos del día (cuidado con la tardecita porque después no te podés dormir). Pasar la ronda del mate pendiente de a quien le toca, es cuidado. Esperar que te llegue tu turno, acompasar los ritmos de todos…. El mate va acompañado de charlas, trabajo en grupo, encuentros de amigos y amigas, implica atención y presencia… todo esto nos habla de cuidado y es con otros y otras que aprendemos a cuidarnos, de la misma manera que fue con otros y otras que aprendimos a tomar mate….

Es esta tierra la que nos recibe y nos va mostrando como crecer en ella, como las semillas. Las semillas que plantamos juntos, juntas, con los hermanos y hermanas de la comunidad de Argentina en el cursillo del año pasado.

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Y como las semillas, no todas llegaron a enraizar, alguna se secó y alguna otra se ahogó por exceso de agua, hubo podas en el camino, crisis… y momentos de procesos significativos, donde animarnos a transitar por caminos inexplorados, incluso dentro del movimiento, dejando ser las relaciones y los procesos personales desde la intuición de que es más importante el ser que las formas que hasta ahora nos hemos dado. 

También con las formas y maneras de rezar, explorando formas en las que nos sintiéramos resonar, volver a la esencia de la historia donde nos fuimos encontrando con un dios que nos hablaba en la vida.

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Autores: Carolina Alonso y Toñi Gomez