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Mt 10, 16-23

Yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, astutos como serpientes y sencillos como palomas. Tened cuidado, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas. Seréis llevados por mi causa ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los paganos. Cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo hablaréis, ni de qué diréis. Dios mismo os sugerirá en ese momento lo que tenéis que decir, pues no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará a través de vosotros.

Mt 10, 8-15

“Id y proclamad que el Reino de los cielos está cerca; curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.

Mt 10, 1-7

Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio poder para expulsar espíritus inmundos y para curar toda clase de enfermedades y dolencias. Los nombres de los doce apóstoles son: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; luego Santiago el hijo de Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, el hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón el cananeo, y Judas Iscariote, el que lo entregó.

A estos doce los envió Jesús con las siguientes instrucciones:

Mt 9, 32-38

Mientras los ciegos se iban, le presentaron un hombre mudo poseído por un demonio. Jesús expulsó al demonio y el mudo recobró el habla. Y la gente decía maravillada:

-Jamás se vio cosa igual en Israel.

Pero los fariseos decían:

-Expulsa los demonios con el poder del príncipe de los demonios.

Jesús recorría todos los pueblos y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando la buena noticia del reino y curando todas las enfermedades y dolencias.

Mt 10, 34-11, 1

No penséis que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino discordia. Porque he venido a separar al hijo de su padre, a la hija de su madre, a la nuera de su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su casa. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que quiera conservar la vida, la perderá, y el que la pierda por mí, la conservará.

XV Domingo del Tiempo Ordinario. Mc 6, 7-13

Llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que no tomaran nada para el camino, excepto un bastón. Ni pan, ni zurrón, ni dinero en la faja. Que calzaran sandalias, pero que no llevaran dos túnicas. Les dijo además:

-Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis de aquel lugar. Si en algún sitio no os reciben ni os escuchan, salid de allí y sacudid el polvo de la planta de vuestros pies, como testimonio contra ellos.

Mt 10, 24-33

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus Apóstoles: «No está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo por encima de su amo. Ya le basta al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su amo. Si al dueño de la casa le han llamado Beelzebul, ¡cuánto más a sus domésticos!  

 

Mt 10, 16-23

Yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, astutos como serpientes y sencillos como palomas. Tened cuidado, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas. Seréis llevados por mi causa ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los paganos. Cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo hablaréis, ni de qué diréis. Dios mismo os sugerirá en ese momento lo que tenéis que decir, pues no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará a través de vosotros.

Mt 10, 8-15

“Id y proclamad que el Reino de los cielos está cerca; curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.

Mt 10, 1-7

Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio poder para expulsar espíritus inmundos y para curar toda clase de enfermedades y dolencias. Los nombres de los doce apóstoles son: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; luego Santiago el hijo de Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, el hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón el cananeo, y Judas Iscariote, el que lo entregó.

A estos doce los envió Jesús con las siguientes instrucciones: