Loading...

Lc 12, 35-38

Tened ceñida la cintura, y las lámparas encendidas. Sed como los criados que están esperando a que su amo vuelva de la boda, para abrirle en cuanto llegue y llame. Dichosos los criados a quienes el amo encuentre vigilantes cuando llegue. Os aseguro que se ceñirá, los hará sentarse a la mesa y se pondrá a servirlos. Si viene a media noche o de madrugada, y los encuentra así, dichosos ellos.

Lc 10, 1-9

Después de esto, el Señor designó a otros setenta [y dos] y los envió por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares que él pensaba visitar. Y les dio estas instrucciones:

Mc 10, 42-45

Pero Jesús los llamó y les dijo: “Sabéis que entre los paganos, los que son tenidos por gobernantes tienen sometidos a los súbditos, y los poderosos imponen su autoridad. No será así entre vosotros; más bien, quien entre vosotros quiera llegar a ser grande, que se haga vuestro servidor; y quien quiera ser el primero, que se haga esclavo de todos. Pues el Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino a servir, y a dar su vida como rescate por todos.

Lc 12, 8-12

Os digo que si uno se declara a mi favor delante de los hombres, también el Hijo del hombre se declarará a favor suyo delante de los ángeles de Dios; pero si uno me niega delante de los hombres, también yo lo negaré delante de los ángeles de Dios. 

Mt 11, 25-30

Os digo que si uno se declara a mi favor delante de los hombres, también el Hijo del hombre se declarará a favor suyo delante de los ángeles de Dios; pero si uno me niega delante de los hombres, también yo lo negaré delante de los ángeles de Dios. 

Lc 11, 47-54

En aquel tiempo, el Señor dijo: «¡Ay de vosotros, porque edificáis los sepulcros de los profetas que vuestros padres mataron! Por tanto, sois testigos y estáis de acuerdo con las obras de vuestros padres; porque ellos los mataron y vosotros edificáis sus sepulcros. Por eso dijo la Sabiduría de Dios: ‘Les enviaré profetas y apóstoles, y a algunos los matarán y perseguirán’, para que se pidan cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que pereció entre el altar y el Santuario.

Lc 11, 42-46

Pero, ¡ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, y descuidáis la justicia y el amor de Dios! Esto es lo que hay que hacer, aunque sin omitir aquello. ¡Ay de vosotros, fariseos, que os gusta ocupar el primer puesto en las sinagogas y que os saluden en la plaza! ¡Ay de vosotros, que sois como sepulcros que no se ven, sobre los que se pisa sin saberlo!

Entonces uno de los doctores de la ley tomó la palabra y le dijo:

-Maestro, hablando así nos ofendes también a nosotros.

Jesús replicó:

Lc 11, 27-28

Cuando estaba diciendo esto, una mujer de entre la multitud dijo en voz alta:

–Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron.

Pero Jesús dijo:

–Más bien, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica.

Lc 11, 29-32

Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: «Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.

Mc 10, 17-30

Cuando iba a ponerse en camino se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó:

–Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?

Jesús le contestó:

–¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Ya conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.

Él replicó:

–Maestro, todo eso lo he cumplido desde joven.

Jesús lo miró fijamente con cariño y le dijo: